domingo, 20 de diciembre de 2020

La historia escolar o de cómo las clases dominantes construyeron la historia.

 La historia escolar o de cómo las clases dominantes construyeron la historia.


Prof. Viviana Alonso.

Profesora de Historia egresada del JVG. Vicerrectora ENS N8. Profesora de enseñanza de las ciencias sociales en Profesorados en Enseñanza Primaria. Profesora en Unahura, Licenciatura en Educación.



“Nuestras clases dominantes han procurado 
siempre que los humildes no tengan historia, 
no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires (…) 
La historia aparece, así como propiedad privada cuyos dueños 
son los dueños de todas las cosas”
 (Rodolfo Walsh)



La escena se repite, año tras año, al proyectar imágenes del Bombardeo a Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955. Jóvenes y no tanto, miran, entre incrédulos/as, estupefactos/as y sorprendidas/os, la escena. Todes elles han transitado los niveles obligatorios del sistema educativo. Son estudiantes del profesorado para la educación primaria. Futuras y futuros maestros y maestras.

Sin embargo, la enseñanza formal de la historia escolar, salvo excepciones, no ha reparado en este hecho. En cambio, ha plagado sus páginas de héroes, porque heroínas hay muy pocas, escogidos al detalle para que se encuadren en los ideales de un relato liberal y europeizante.


La enseñanza de las ciencias sociales, y particularmente la historia, fue renovada desde hace décadas por un nuevo enfoque de enseñanza, que se propuso abandonar la lógica memorística – repetitiva que configuró la enseñanza tradicional. El nuevo enfoque, cuestionó, no sólo la didáctica, sino también el lugar de las efemérides en la enseñanza escolar, y la banalización de los contenidos escolares.

El lugar de la enseñanza de la historia, principalmente en el nivel primario, estuvo focalizado, casi de manera excluyente y exclusiva, en la conmemoración de efemérides. Ese sentido de la enseñanza se enraíza en la matriz fundacional de nuestro sistema educativo. Acerca de esa etapa fundacional, afirma Siede respecto de la postura de los intelectuales de ese momento “(…) cultores de un incipiente nacionalismo cultural, bregaron por reorientar la enseñanza escolar hacia una finalidad de educación patriótica, centrada en efemérides, relatos míticos, exaltación de virtudes de los héroes y las riquezas del territorio” (Siede, 2010)

Para comprender esto, es imprescindible contextualizar el paradigma de constitución del sistema educativo nacional y las tensiones historiográficas subyacentes. 


Sin duda, la batalla de Caseros significó el triunfo de los sectores porteños, liberales y pro británicos. Los hechos históricos respecto de la etapa anterior a la segunda mitad del siglo XIX fueron reconstruidos y legitimados por los mismos que habían ganado la contienda. Por eso la figura política clave de la época, Bartolomé Mitre, es quien escribe el primer libro de nuestra historia, y lo llamó “La historia argentina”. El uso de esa palabra “la”, en singular no es ingenuo. Por el contrario, es la firme expresión de quien afirma ser el dueño de la verdad.

  En una operación de banalización absoluta, que diluye la complejidad de los procesos históricos y por ende de los sujetos, simplificó, y opacó aquellos procesos históricos que confrontaban con los intereses de la elite porteña.

Porque como sostiene Bourdieu “El sistema educativo es uno de los lugares donde se fabrican las personas, es el lugar donde se reproducen las estructuras sociales. Estrategias de reproducción social: como los grupos garantizan su continuidad”

Y no hay herramienta más eficaz para garantizar la reproducción inalterable de las estructuras sociales dominantes, que monopolizar la historia y colonizar el pensamiento social. Envestida de un carácter cientificista, la narrativa histórica dominante hegemonizó la enseñanza de la historia, obturando la construcción de un relato alternativo que diera cuenta de las tensiones, los enfrentamientos y el carácter político de la historia.

Boaventura Santos sostiene que para construir un conocimiento que nos represente, a nosotres, a los del sur como referencia a quienes formamos parte de posiciones contrahegemónicas, es necesario “desaprender” Porque “Siempre son herramientas del pasado nuestras teorías. Necesitamos desaprender antes que aprender. Es fundamental el desaprendizaje. Hay que desmonumentalizar las ciencias sociales (…) Los conceptos de ciencias sociales, ponen la gran parte de la población en el lado errado de la historia” (De Sousa Santos, 2013)

Interpelar el discurso dominante en las aulas requiere, en primer lugar, revisar el panteón de los héroes que nos ha legado la historia liberal. Necesita de un primer acto de desconfianza de los hechos, y también de los sujetos, que se nos presentan despojados de ideología y de intereses.

Implica reconocer que el conocimiento histórico es, ante todo, una construcción narrativa, que fue configurada en un contexto determinado, y respondiendo a intereses particulares y que, ante todo es resultado de un conflicto.

Este concepto, el de conflicto, se vuelve imprescindible para descolonizar el relato histórico liberal. Precisamente, porque en el relato de la historia oficial, los procesos se describen cuasi armónicos o demonizando sólo a aquellos personajes que confrontaron al poder de turno. Así, la historia escolar hegemonizó durante décadas- a esta altura siglos- una narrativa presentada en términos binarios: una historia de buenos y malos.

Una narrativa dónde, como lo muestra Pacho O´Donnell en su texto “Los héroes malditos”, siempre ha suprimido u ocultado a los personajes o movimientos que han actuado en beneficio de los sectores populares, interpelando al poder del momento. 

Para empezar a recorrer ese proceso de “desaprendizaje” es requisito fundamental problematizar la enseñanza. Y para pensar la enseñanza en términos de problemas, la escuela debe reconfigurar la centralidad de sus prácticas didácticas:

“Históricamente en educación hemos tenido el predominio de una pedagogía de la respuesta sobre una pedagogía de la pregunta, en la que los modelos de aprendizaje se apoyan en meros contenidos ya elaborados que deben ser transmitidos por el profesor” (Zuleta Araujo, 2005)

La potencialidad pedagógica de las preguntas, en un enfoque de enseñanza problematizador del área de las ciencias sociales, es lo que va a permitirnos una construcción de conocimiento genuina, capaz de reconocer que los procesos sociales son complejos, conflictivos, cambiantes, multicausales, realizados por actores sociales que tienen intenciones e intereses, y que están atravesados por múltiples tensiones vinculadas con la disputa por el poder. Un poder que, además, cuando logra constituirse como tal, se constituye como hegemónico.

“A desalambrar, a desalambrar. Que la tierra es nuestra. Es tuya y de aquí”, dice la canción. La invitación desde las ciencias sociales es a descolonizar el pensamiento hegemónico, que la historia es nuestra. Y es urgente. 



BIBLIOGRAFÍA

Diseño curricular para la escuela primaria. Disponible en: https://www.buenosaires.gob.ar/educacion/docentes/diseno-curricular-para-el-nivel-primario

FORSTER, R. (presentador) (s/f). Grandes pensadores del siglo XX (Investigadores de nuestros tiempos. Pierre Bourdieu). Canal Encuentro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. https://www.youtube.com/watch?v=_BkO_wjL-LM 

DE SOUSA SANTOS, B. (2013, 11 de octubre). Descolonización epistemológica del sur. Conferencia, Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México D.F. https://www.youtube.com/watch?v=hb1yUnf8TQU 

NAP de Ciencias Sociales. Disponibles en: https://blogedprimaria.blogspot.com/2016/05/serie-cuadernos-para-el-aula.html

SIEDE, I. (2010) Ciencias sociales en la escuela: criterios y propuestas para la enseñanza. Buenos Aires, Aique.