domingo, 26 de julio de 2020

Poemas a Eva de Mario Sosa Tella



                                                       

Eva

como el labio quieto del volcán

entra en la ciudad

y arden en su centro las pasiones

y la voluntad



Eva

como el ala de la soledad

en la multitud

de maravillados indigentes

es la reina y es luz



Diamantes, alpargatas

y un lugar

para torcer el hambre más urgente

tanta rabia y amor



Eva

como el blanco de un odio infernal

puesto a madurar

en la sed de los terratenientes

almas turbias del mal



Eva

como leche, manzana y maná

madre popular

de los pobres y los insurgentes

tan argentina…



EVA PERÓN O LA CONSTRUCCIÓN DISCURSIVA EN TORNO AL ETHOS MISIONAL



RUBÉN FRANCISCO LASSO – MARTA ÁNGELA CAMUFFO

Pertenencia Institucional: UNTREF/ISP “Joaquín V. González” - UBA

El trabajo fue presentado en Primer Congreso de Estudios sobre el Peronismo:La Primera Década Organizado por la Red de Estudios sobre el Peronismo Mar del Plata los días 6 y 7 de noviembre de 2008.





INTRODUCCIÓN

La figura de María Eva Duarte de Perón ha sido identificada con la manifestación de los sentimientos.  Idea que remite a la concepción peronista de género, suponiendo cierta preponderancia de racionalidad, de parte de hombre y de intuición en la mujer.[1]  Aunque, en stricto sensu el discurso político no centra su estudio en cuestiones de género.
Los estudios en torno a Eva Perón son de diversa índole: según el parecer de personas de su entorno (Jamandreu, Lagomarsino de Guardo), o escritores que abordaron su vida desde diversas perspectivas ideológicas (Main, Sebreli, Borroni y Vacca, Navarro, Barnes, Chavez, Dujovne Ortiz); abordando algún aspecto de su accionar público (dos Santos, Bianchi) o privado (Sucarrat); e incluso, de modo colateral (Waldmann, Sigal y Verón, Crassweller).[2]
Distintas facetas de la personalidad de Evita se abordó la obra publicada acerca de ella.  Si bien esos estudios han tratado su palabra, quedó esta constreñida a la literalidad del texto impreso –el enunciado-, soslayando el análisis lingüístico de sus textos, que es el objetivo principal del presente estudio.
Este trabajo se enmarca dentro del análisis del discurso político, entendido como la posibilidad de construir un espacio simbólico para configurar identidades colectivas y resolver a futuro problemas del presente.  Conviene diferenciar enunciado de enunciación.  El primero alude al contenido del discurso, en cambio la enunciación es la relación del que habla con aquello que dice, construyendo dos imágenes: la del sujeto que habla –enunciador- y la de aquel a quien se dirige –destinatario.[3]
Al respecto, el discurso político no queda adherido a la palabra, interpretando la enunciación de raíz política como un elemento inscripto en una práctica social, circulando alrededor de cierto público y en relación con los vínculos de poder que se establecen.[4]
Los medios discursivos que se emplean para influir sobre el auditorio son, según Aristóteles, el logos (revela la razón), el ethos (imagen de sí) y el pathos (lugar de la emoción).  Del ethos participan tanto la persona real que habla –locutor- como aquello que representa en ese momento –enunciador.[5]  
Por ser la esposa del Presidente de la República, Gral. Juan Domingo Perón, Eva Duarte en su rol de locutor tiene derecho a la palabra y funda su legitimidad sosteniendo una presencia de carácter político.  Al no detentar ningún cargo en la esfera gubernamental, Eva Perón se constituye en un líder informal, entendiendo por tal al que ejerce un poder sin ocupar ninguna función informal en el Estado.[6]  También aparece otra realidad del hablante: aquella que permite la elaboración de una identidad discursiva; es decir, cierta figura del sujeto que enuncia.
La identidad del sujeto se vehiculiza por medio de representaciones sociales que configuran imaginarios socio discursivos, porque el sujeto expresa y pone en acción ideas que tienen valor no tanto por sí mismas, sino por el sujeto que las enuncia.  En consecuencia, el hombre político debe ser creíble, generar confianza en su poder de realización; y, a la vez, debe lograr la identificación hacia su persona obteniendo la adhesión a su pensamiento.
Existen diversas posibilidades para que el ethos se convierta en un discurso creíble y capaz de permitir la identificación.  Es propósito de este trabajo investigar qué particularidades del ethos se hallan presentes en el discurso de Eva Perón: y al mismo tiempo, cómo consiguió crear determinada imagen de sí que proyectó en sus receptores generando adherentes y opositores.
Nuestra hipótesis de trabajo sostiene que Eva Perón se constituye en tanto modelo a seguir, usando una metáfora, Evita se presenta como un espejo que el auditorio debe imitar.  Este es el ethos, la estrategia de su discurso político. 
Para su demostración, siguiendo a Charaudeau,[7] se abordarán procedimientos de orden lingüístico –expresivos y enunciativos- y estrategias –credibilidad e identificación- empleadas en la producción discursiva de Eva.

PROCEDIMIENTOS LINGÜÍSTICOS UTILIZADOS POR EVA PERÓN
Los procedimientos lingüísticos son, entre otros, aquellos capaces de producir un ethos., dependiendo de las circunstancias que presiden su empleo, por ejemplo: valores de época, situación de comunicación y personalidad del orador.  Pueden ser clasificados estos mecanismos lingüísticos en expresivos y enunciativos.  Los primeros tienen que ver con la forma oral de la palabra, pues cada locutor tiene su manera de comunicar, que a su vez se asocia con juicios intuitivos y representaciones.  En el político se distinguen como procedimientos lingüísticos expresivos, según Charaudeau, el “hablar”: “bien”, “fuerte”, “tranquilo” y “local”.

miércoles, 22 de julio de 2020

Epidemias, Pandemias y el sufrimiento de los olvidados por los poderes del capital


Mg Graciela Enria
Medica Pediatra, Epidemióloga. Profesora de Medicina y sociedad. Facultad de Ciencias Médicas. Investigadora del Consejo de Investigaciones CIUNR. Universidad Nacional de Rosario. Jubilada





DIONISIO es el dios griego de las epidemias. Según los relatos aparece de visita (epidemión), nada se sabe de su arribo, cuando se lo descubre ya ha dejado su devastación de enfermedad y muerte.
Dionisio ha llegado a Argentina y está actuando. Como siempre se ensaña en los territorios y con la población más vulnerable.
Esta situación, que en el lenguaje común se la enuncia como un hecho “natural”, ha sido abordada por las políticas sanitarias desde mucho tiempo atrás, muestra la importancia que reviste en las discusiones científicas.
Basados en las hipótesis de Hipócrates, Snow, Virchow, Guerín para citar algunos, comenzaron reuniones para negociar sobre las responsabilidades de las ocurrencias de afectación por enfermedades consideradas de los pobres o de los grupos que no aceptan las normas sociales: Lepra, Sífilis y demás infecciones de transmisión sexual (ITS), Tuberculosis, Chagas, Dengue, ahora el mismo vector suma Zika y Chicunguña, HIV/sida, sólo para nombrar algunas.

El concepto de CONDICIONES DE VIDA se tornó central. Max Neef (PNUD 1989) acuñó el concepto de necesidades básicas insatisfechas, y por fin comienza a circular un discurso que debió reforzar la palabra salud con el concepto de SALUD POSITIVA.
¿De qué estamos hablando? Salud no es ausencia de enfermedad (como lo enunciaran los egipcios), SALUD es un hecho positivo y significa la posibilidad de desplegar todas las oportunidades de la vida, con calidad; reconociendo los problemas que comunitariamente deben solucionarse, satisfaciendo como mínimo las necesidades básicas.



jueves, 9 de julio de 2020

Vivir en la villa miseria


Vivir en la villa miseria 1
Por Mara Espasande

Historiadora, directora del Centro de Integración Latinoamericana "Manuel Ugarte" de la UNLa Es Licenciada en Historia por la Universidad Nacional de Luján (UNLu) y Profesora en Historia por el Instituto Sagrado Corazón de Almagro y Se desempeñó como docente en Educación media y en institutos de formación docente de la Provincia de Buenos Aires y de CABA. En el ámbito universitario desarrolló su tarea docente en el Instituto de Servicio Exterior de la Nación (ISEN), la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad Provincial de Ezeiza (UPE), la Universidad Pedagógica (UNIPE), la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo (UPMPM) y la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). Fue consultora pedagógica de la DINIECe, Ministerio de Educación de Nación, en evaluación de la calidad educativa en Ciencias Sociales. Ha publicado diversos trabajos sobre historia argentina y latinoamericana. Fue coordinadora del “Atlas Histórico de América Latina y el Caribe. Aportes para la descolonización pedagógica y cultural”, obra dirigida por Ana Jaramillo y editada por Edunla. Actualmente es profesora adjunta del Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) y directora del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte” de la misma Universidad.





Introducción
 “Atención, porteño a esta Villa Miseria: cementerio de sueños de cabecitas negras. De aquí parte el grito, lamento profundo que marca un hito en la miseria del mundo. Es un grito de rabia de dolor y de pena, que bulle en la savia de nuestras venas. Dolor hermano de tierra adentro con la misma sangre que llevas adentro. Pena de sabernos por pobres, menos, y que quieren tenernos socialmente ajenos. Pero entiende antes: NO SOMOS PARIAS, somos inmigrantes en nuestra propia Patria.”  Chilimino (Poeta villero)
El poema presenta una problemática relevante en la historia argentina: la exclusión social encarnada en los habitantes de las llamadas “villas miseria”. En nuestra historia encontramos numerosos ejemplos que ilustran el sentir del poeta villero: la sociedad argentina en general y la porteña en particular han mirado con menosprecio a quienes llegan a Buenos Aires desde el interior buscando nuevos medios de vida. “Inmigrantes en nuestra propia Patria” representa el sentir de aquellos, que desde 1930, han abandonado su lugar natal añorando un trabajo y una vida más digna. 
Desde entonces, las villas miseria crecerán en forma permanente hasta nuestros días, develando las desigualdades y contradicciones de nuestra sociedad. Alicia Ziccardi las ha caracterizado como “enclaves urbanos de la pobreza”, que se constituyen a partir de “las particularidades de un conjunto de individuos y familias que participan de una común precariedad en la vivienda, una común ausencia de equipamiento colectivo, una común ilegitimidad en el uso del suelo encerrado en límites geográficos fácilmente perceptibles…”.2
El término “Villa miseria” aparece por primera vez en 1957 en la novela de Bernardo Verbitsky Villa miseria también es América, que denuncia el surgimiento de estos barrios miserables como consecuencia del empobrecimiento del país. El habitante de los asentamientos es -desde el comienzo- discriminado por su condición, tratado como intruso en la ciudad. Un vecino reflexiona “sentir que porque vivimos en una villa no somos menos que otros. Eso es lo difícil (...) Porque primero te discriminan y luego te autodiscriminás... Te lo marcan tanto que te lo crees.3                                       
Según el INDEC y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en 1993 la población de las villas en Capital no superaba las 52.000 personas; en los últimos datos oficiales del 2006 esta cifra se eleva a 182.577 personas 4.  También informan que el 61 % de los adultos de las villas son desocupados. No sólo aumentó vertiginosamente la cantidad de pobladores, sino que aparecieron ocho nuevos asentamientos: la zona más afectada el cordón sur de la Capital. El 95 % de las familias están ubicadas en terrenos insalubres, degradados o contaminados.
A partir del surgimiento de las villas miserias en 1930, en las distintas etapas de su evolución histórica, se modifica sustancialmente la vida de estos habitantes de las villas
miseria, y también del resto de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. Las formas de organización social, la relación con el Estado, la Iglesia, los Partidos Políticos, el Movimiento Obrero y la sociedad en general fueron determinando la forma de vida peculiar de cada etapa de la historia argentina.
Analizaremos estas complejas relaciones a partir de un recorrido histórico desde la aparición de las villas miseria hasta la actualidad. Indagaremos la forma de vida de los habitantes de las villas miseria, su cotidianidad, sus ideas, percepciones, problemas y luchas.

La presencia del pensamiento nacional y el peronismo en Megafón o la Guerra



 Prof. Araceli Ibáñez
ISP Joaquín V. González
CEHPNAL



(El presente trabajo es una adaptación del escrito en el marco de la Maestría en Historia UNTREF N.d.R)

Introducción
Sabemos que muchas de las obras de Leopoldo Marechal están atravesadas por el peronismo como Antígona Vélez, El banquete de Severo Arcángelo, etcétera. Este trabajo no pretende ser una investigación original sobre la obra de Marechal, si no intenta ser una mirada más sobre la influencia del contexto histórico en los escritos del autor, puntualmente hacia el final de su vida con Megafón o la Guerra. La primera edición es publicada en julio de 1970 y la segunda en septiembre del mismo año por la editorial Sudamericana. En el espíritu de darle una impronta no fuertemente cargada de análisis o simbolismos previos, se decidió tomar la estructura narrativa y de análisis de Maturo sobre Leopoldo y Marechal. De esta manera se ensayará una suerte de estudio preliminar y acotado sobre los aspectos discursivos más salientes en la novela, que entraman una red de complicidad con el lector con respecto a la historia reciente del país y el pensamiento nacional.  Esto nos acercará al modelo también utilizado por Jablonka respecto a la relación causal entre narrativa e historia, la literatura como instrumento, como herramienta de la historia[1].
           Tampoco pretende ser un análisis de investigaciones previas, sino que se intentará hacer una lectura más sobre la relación entre: escritor, público, producción escrita, y categorías analíticas propias de las ciencias sociales (dictadura, censura, peronismo, revolución, etcétera). No tiene el objetivo de ser un análisis literario ni discursivo si no, como lo estructura Maturo, tomar esa colección de personajes imposibles y ubicarlos en los periodos históricos a los que metafóricamente o no, hace referencia el autor. Dice Maturo:
“Lo que se ignora o se echa en olvido es que Juan Domingo Perón había merecido ya una novelización importante en los años 70: me refiero a la novelística del llamado boom latinoamericano, y con anterioridad a este, a la narrativa y teatro de Leopoldo Marechal. No es este el momento de demostrar que el boom fue un operativo político-literario lanzado y publicitado alrededor de 1970, con anterioridad al retorno de Perón. Supuestamente había existido una reunión entre Perón o sus delegados con un grupo de escritores, auspiciada por el editor Carlos Barral. El operativo dio como resultado un grupo de novelas de diversa calidad, publicadas entre los años 1972 y 1975. Por mi parte, he dejado a otros esa investigación digna de hacerse y he preferido el análisis y la interpretación de las obras[2].
Está enmarcada en una temporalidad que abarca el espacio comprendido entre 1955 a 1969, ya que la novela se sitúa en dicho trayecto. Y por último cabe preguntarnos si la obra de Marechal, por sus guiños hacia la militancia tiene carácter popular dentro del contexto de producción.  Cuando nos referimos a lo popular lo hacemos en relación a la elección de los personajes, su relación con el pensamiento nacional y a la épica que construye.