“Por donde Ramón Carrillo
va truncando chacareras
cuerpo a cuerpo con la muerte
se pasa la vida entera”
A don Ramón Carrillo de Briático-Mounier
(fragmento de chacarera)
Prof. Claudia A. RODRIGUEZ Mayo de 2020
CEHPNAL
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Presentación
En este material nos proponemos difundir algunas ideas de quien fuera el primer Ministro de Salud de nuestro país: el Dr. Ramón Carrillo. Los fragmentos seleccionados del libro La Teoría del Hospital intentan mostrar, a manera de aguafuertes, el ideario revolucionario que dio origen a la corriente sanitarista nacional hacia fines de la primera mitad del S. XX.
Previamente a la exposición del ideario de Carrillo se vuelve imperioso conocer aspectos de su vida para asomarnos a su cosmovisión y entonces comprender algunas concepciones que en el presente se vuelven inexorables.
Aspectos de su vida
Ramón Carrillo nació en Santiago del Estero en 1906, fue el hijo primogénito de una familia numerosa. Egresó de la Escuela Nacional a los 17 años y viajó a Buenos Aires para emprender su sueño: ingresar en la carrera de medicina.
En 1924 fue designado practicante externo del Hospital Nacional de Clínicas por concurso de calificaciones, al mismo tiempo que se iniciaba como redactor de la Revista del Círculo Médico Argentino y del Centro de Estudiantes de Medicina.
Conoció al doctor Manuel Balado quien había llegado desde los Estados Unidos con las últimas novedades sobre neurocirugía; este influirá en la decisión de Carrillo en orientar su especialidad hacia la neurocirugía. En 1928 fue designado, por concurso de calificaciones, practicante menor interno del Hospital Nacional de Clínicas y, sin descuidar otra de sus pasiones, al año siguiente asumió como director de la Revista del Círculo Médico Argentino y del Centro de Estudiantes de Medicina.
Dos años después se hizo acreedor de la «Beca de la Universidad Nacional de Buenos Aires» gracias a sus excelentes calificaciones y a sus numerosas publicaciones científicas; y es así, que durante tres años se perfeccionó en Holanda, Francia y Alemania.
Parafraseando a Rodolfo Alzugaray, militante de la Izquierda peronista quien escribió la biografía más completa sobre Carrillo, da cuenta que: la herencia paterna lo volvió al joven estudiantes simpatizante del partido Conservador; sin embargo, este aún estudiante secundario era un lector profundo de las realidades que vivía su provincia junto a las regiones abandonadas por quienes defendieron los intereses portuarios. Fue entonces que reivindicaría las figuras de los caudillos Juan Felipe Ibarra y Facundo Quiroga, comprendiendo decía: “los motivos de las luchas federales”.
Obstinado observador de las condiciones laborales de las trabajadoras y trabajadores rurales, observó en su tierra natal las tareas de muchas mujeres que –a falta de hombres debido a los trabajos temporarios- realizaban tarea de hacheras, aún en estado avanzado de embarazo. Al mismo tiempo que eran quienes garantizaban el agua potable que trasladaban en profundas tinajas, supeditando su salud para garantizar un derecho básico a sus descendencia.
Frecuentaba espacios culturales y cafetines en donde trabó amistad con Homero Manzi y los hermanos Discépolo. Al desatarse la Segunda Guerra grande, el mundo académico por acción u omisión se posicionó, provocando una profunda división interna en el ámbito universitario. Su clara postura neutral lo acercará a FORJA y provocará el alejamiento de antiguos maestros y colegas.
En 1946, el presidente Juan Domingo Perón lo designó al frente de la Secretaría de Salud Pública, elevada al poco tiempo al rango de ministerio. Durante los ocho años de gestión, en combinación con la Fundación Eva Perón, realizó una tarea titánica. Entre 1946 y 1951 se construyeron 21 hospitales con una capacidad para 22.000 camas. La fundación creó policlínicos en Buenos Aires (Avellaneda, Lanús, San Martín, Ezeiza), Catamarca, Salta, Mendoza, Jujuy, Santiago del Estero, San Juan, Corrientes, Entre Ríos y Rosario. Se estableció la gratuidad de la atención para todas y todos los pacientes, que incluía estudios, tratamientos y provisión de medicamentos. Otra idea de este proyecto para una salud inclusiva fue el novedoso tren sanitario que recorría el país durante cuatro meses al año, garantizando asistencia médica, estudios de laboratorios y asistencia odontológica.
Se concretó EMESTA, primera fábrica de medicamentos nacionales; logró además la vacunación masiva de antivariólica y antidiftérica. Erradicó el paludismo, bajaron los índices de tuberculosis y se puso en marcha la libreta sanitaria escolar.
Fragmentos de su libro
Como señaláramos en la presentación, nos propusimos seleccionar fragmentos de su libro La teoría del hospital publicada en 1951. Un programa de política sanitaria que cuestionaba ideas respecto de salud – enfermedad en las sociedades capitalistas.
¿Qué es un Hospital dentro de la doctrina de Salud Pública?
Estoy decidido a que, Dios mediante, los hospitales argentinos no sean sólo casas de enfermedad, sino casas de salud, de acuerdo con la nueva orientación de la medicina, la cual tiende a evitar que el sano se enferme, o a vigilar al sano para tomarlo al comienzo de cualquier padecimiento cuando éste es fácilmente curable. En otros términos, trataremos primero de transformar los hospitales -que actualmente son centro de cura-, en centros de medicina preventiva; y luego, en una segunda etapa, cuando se organicen las obras complementarias de higiene, de asistencia y recuperación social, para que sean verdaderos centros de salud. ( p.1)
Una mirada crítica hacia la formación del médico
El cuerpo médico de nuestros hospitales ha procurado siempre compensar sus deficiencias técnicas y la pobreza en que todavía se debate, sirviendo a la población según el precepto divino de ayudar al prójimo como a sí mismo. Valga esta elevada norma cristiana como excusa de nuestras propias deficiencias, y valga también el hecho de que, en nuestra patria, se presta asistencia médica sin negar a nadie, sin hacer de ello un artículo de comercio, concepto Éste que no domina en otros países, los cuales exponen con orgullo sus grandes nosocomios, pero exhibiendo en las puertas las leyes de asistencia, puertas que cierran para el extranjero y leyes que obligan a todo beneficiario a pagar su asistencia médica. (p.2)
Creador del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación, su labor fue de gran trascendencia pues no solo abarcó el país sino que se proyectó a toda América Latina y el mundo, de modo tal que sus principios constituyen una de las bases de la Organización Mundial de la Salud, en especial cuando declara a la Salud como un derecho inalienable de los pueblos y obliga al Estado a garantizarlo en forma indelegable.
¿Economía o salud?
Si solamente en muertes evitables, pero que no se evitan, se pierden m$n200.000.000 por año, ¿por qué no podríamos, por lo menos, invertir esa cantidad en beneficio de la salud pública? Cualquier suma que se invierta en el cuidado de la salud del pueblo ser siempre devuelta por ese mismo pueblo con creces, por los valores económicos que dejaron de perderse, puesto que las cifras demuestran que la salud es el bien existente más productivo. (p.14)
Y agrega:
(…) Tierras afectadas por el paludismo o por cualquier otra peste no valen nada y no producen; pero, por obra del saneamiento se transforman en fértiles y ubérrimas, su precio sube enormemente, y el hombre puede fecundarlas sin temores y cubrirlas de verde, puede desparramar en su seno el germen de futuras cosechas, en la certeza de que las espigas doradas cantarán al ritmo del viento la canción triunfadora de la prosperidad y de la felicidad. Alguna vez hemos calculado lo que se pierde en nuestro país por razones de enfermedad, llegando a la conclusión de que esas pérdidas suman m$n 4.000.000.000 por año. Pero éste es un aspecto negativo; tasamos en pesos lo que se pierde. Pero, hemos calculado alguna vez el valor de la salud, es decir el valor positivo?(…) ( p.13)
Las inmensas riquezas de nuestra patria, toda esa caudalosa riqueza que se exporta, que asombra por su desproporción con el número de habitantes, nos están indicando a las claras que un argentino que produce tiene un alto valor. ¿o La salud de ese hombre no tiene un precio? (p.13)
Mejorar las condiciones laborales para la prevención
El ausentismo es otro serio problema que influye poderosamente sobre el rendimiento obrero. De cada mil obreros, faltan diecisiete más de ocho días consecutivos por influenza o gripe. El vulgar resfrío es un gran enemigo del trabajo, y él solo determina un 60% de las causas de ausentismo. Para combatirlo es necesaria regular la temperatura de los locales de trabajo y evitar la promiscuidad que difunde rápidamente el contagio. En otros términos, cumplir con las directivas de la Medicina del Trabajo y de la Higiene Industrial. Otra solución eficaz es la vacuna antigripal o los productos antihistamínicos, cuya eficacia preventiva es indiscutible, tanto que creo que, si se aplica en masa a la población obrera, podremos reducir casi a cero el número de enfermos de gripe. (p.5)
Solidaridad social en salud
Es necesario hacer comprender al pueblo que todos tenemos obligación de cuidar nuestra salud, que nuestra salud no es totalmente nuestra, sino que pertenece a la familia que formamos y al Estado, que nos cuidan hasta que llegamos a ser una unidad productiva. Si pudiera calcularse en cifras lo que cuesta llevar a un niño hasta los dieciocho años, resultarían cantidades fantásticas, ilustrativas sobre el esfuerzo que hace la colectividad en bien de cada uno de nosotros y que, por lo mismo, de hecho nos impone un deber: el de solidaridad social de no violar los principios sanitarios, ya sea por ignorancia, por descuido o por despreocupación. ( p.21)
El estado garante
En buena hora la evolución política ha superado el tipo del estado gendarme, mitad policía para resguardar la paz interior, mitad miliciano para resguardar la soberanía internacional. El Estado no puede quedar indiferente ante el proceso económico, porque entonces no habrá· posibilidad de justicia social, y tampoco puede quedar indiferente ante los problemas de la salud del pueblo, porque un pueblo de enfermos no es, ni puede ser digno. (p.8)
Hacia 1952 el Dr. Carrillo presenta el nuevo Plan sanitario (1952-1958) que debía seguir las líneas ya trazadas, dado que se trataba de un programa de consolidación del Plan de 1946. Se puede concluir que, el logro de esta organización, fue resultado de la experiencia de cinco años; de la fusión o transferencia de reparticiones e instituciones dispersas y de la creación de nuevos organismos para cumplir con los objetivos señalados en el Plan anterior.
Dentro del Plan sintético 1952-1958 alguno de los aspectos planificados fueron en relación a la Medicina Social o preventiva:
Lucha contra los factores sociales de la enfermedad - Diagnóstico precoz- Lucha contra la mortalidad infantil. Organización de la profesión médica. Organización de los Centros de Salud y de los Centros Sanitarios .Creación a cargo del Estado del “Médico de Familia” para los no pudientes en zonas o barrios con desamparo médico. Planificación de la construcción de hospitales. Adquisición y posesión de tierras. Respecto a la construcción de hospitales a partir de su iniciativa se incluye la materia Arquitectura hospitalaria en la Facultad de Arquitectura dependiente de la UBA.
El ascenso del almirante Alberto Teisaire en 1954, nombrado vicepresidente, junto al fallecimiento de Eva Perón dos años antes, alejaron de a poco al Ministro del programa político. Sumado esto a su enfermedad crónica de hipertensión maligna se trasladó junto a su familia a Estados Unidos para su atención. Sin trabajo, es recomendado para viajar a Belem do Pará, Brasil, para desempeñarse como médico en la compañía minera norteamericana Hannah Mineralization and Co. En el hospital del lugar en donde vivía, ejerce ad honorem el cargo de médico neurólogo en un consultorio improvisado debajo de una escalera.
Señala Ernesto Salas: Ese año, la compañía minera levantó el campamento y Carrillo quedó desempleado. Sólo la ayuda económica de su amigo y colaborador, el también médico Salomón Chichilnisky, le permitió seguir. El 6 de septiembre de 1956 le escribe a su amigo el periodista Segundo Ponzio Godoy:
Mi querido Ponzio:
Yo no sé cuánto tiempo más voy a vivir, posiblemente poco, salvo un milagro (…)Ahora estoy con todas mis facultades mentales claras y lúcidas y quiero nombrarte el albacea de mi buen nombre y honor. Quiero que no dudes de mi honradez, pues puedes poner las manos en el fuego por mí. He vivido galgueando y si examinas mi declaración de bienes y mi presentación a la Comisión Investigadora, encontrarás la clave de muchas cosas. Vos mismo intuiste con certeza lo que pasaba en mí y me ofreciste unos pesos.
amigo. (…) Esta obra debe ser reconocida y yo no puedo pasar a la historia como un malversador y ladrón de nafta. Mis ex colaboradores conocen la verdad y la severidad con que manejé las cosas dentro de un tremendo mundo de angustias e infamias. Ellos pueden ayudarte.
(…) El tiempo y sólo el implacable tiempo, dirá si tuve razón o no al escribirte esta carta, ya que en el horizonte de mis afectos, no veo a nadie más capaz que vos de tomar esta tarea cuando llegue el momento, que llegará, cuando las pasiones encuentren su justo nivel.
Ramón
Diez días después, el 16 de setiembre de 1955 se produce el golpe cívico- militar derrocando al gobierno del general Perón que gobernará hasta el llamado a elecciones en 1958.
Mediante el decreto 479/55 se creó la comisión investigadora , cuya finalidad era investigar exhaustivamente las supuestas irregularidades producidas durante la gestión del régimen peronista depuesto. Fue instituida el 7 de octubre de 1955, durante la presidencia de Eduardo Lonardi, y terminó su accionar el 31 de marzo de 1956, durante el gobierno de Pedro Eugenio Aramburu. La Comisión Investigadora especial nº 14 fue creada para obtener pruebas de los ilícitos cometidos en el Ministerio de Asistencia Social y Salud Pública durante las gestiones de Carrillo y de su sucesor Raúl Conrado Bevacqua. La misma fue presidida en primer término por el Coronel Enrique Rottjer y, luego de varios reemplazos, por Julio Martínez Vivot. El coronel Rottjer, quien además había sido nombrado como nuevo Ministro de salud Pública por la dictadura, fue quien dirigió el asalto a la casa de Carrillo.
En diciembre de 1956, a los 50 años, muere en el mismo nosocomio en que prestaba sus servicios. Sus restos fueron repatriados en 1972 bajo densa custodia militar.
Escribirá Vivot ante la falta de pruebas suficientes:
“Mostremos sus lacras para los que creyeron y aún creen en ellos observando la verdadera piel de estos falsos corderos. Especialmente para que las generaciones futuras no se dejen impresionar por cantos de sirenas y recuerden una época nefasta y oprobiosa por la que el país ha pasado y que nunca ha de volver a repetirse, Dios mediante”.
Bibliografía
Alzugaray, R. (1988). Ramón Carrillo, el fundador del sanitarismo nacional. Tomo I y II. Buenos Aires. Centro Editor de América Latina
Carrillo, Arturo (2005). Ramón Carrillo. El hombre… el médico… el sanitarista. Recuperado el 10 de mayo de 2020 de http://www.peronlibros.com.ar/content/carrillo-arturo-ram%C3%B3n-carrillo-el-hombreel-m%C3%A9dicoel-sanitarista
Carrillo, Ramón (2012 [1951]) La teoría del Hospital. Bs As., Ministerio de Salud, Presidencia de la Nación, Biblioteca Nacional en http://www.hjunin.ms.gba.gov.ar/web/files/residencias/bibliografiacomun/teoria_hospital.pdf
Revista Quinto sol
https://cerac.unlpam.edu.ar/index.php/quintosol/notification/saveSubscribeMailList
Salas, Ernesto (2006) El exiliado de Belem .Dossier en Revista Mestiza . Universidad Nacional Arturo Jauretche https://revistamestiza.unaj.edu.ar/el-exiliado-de-belem/
Imágenes
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