domingo, 30 de agosto de 2020

Todos sabemos quién fue Ana Frank pero ¿quién es Gustavo Iaies?



Prof.Claudia Rodriguez. (Boletín del CEHPNAL: "Pedagogía para la Liberación")

Gustavo Iaies es autor de una nota de opinión titulada: La educación en tiempos de pandemia: no les propongamos a los chicos el camino de Anna Frank. La publicación fue realizada por el diario  Clarín con fecha  27/08/2020, y corrió por las redes junto con repudios meritorios de diversos espacios docentes.
El autor,  es más que un pedagogo: licenciado en Educación por la UBA;  magister por la Universidad de San Andrés, dueño de establecimientos educativos, autor de libros de pedagogía y director  del Centro de Estudios en Políticas Públicas (CEPP) que sostiene  la Fundación Luminis.
 Es decir que, su trabajo entre tantos es  para esta Fundación, sin fines de lucro, relacionada internacionalmente a cuestiones de formación docente;  asimismo es parte activa  del  Grupo de Empresas y Fundaciones (GDyF) entre las que se encuentran: Pérez Companc, Telecom, Loma Negra, Beccar Varela, Bunge y Born, Farmacity y Fundación Noble –Grupo Clarín entre otras firmas.
Además, su producción académica está sostenida por editoriales de renombre en el mercado que, como sabemos, son parte de un entramado de variados medios de comunicación transnacional que comenzaron la compra de editoriales nacionales allá por los 90.
 Por lo tanto, como CEHPNAL, repudiamos no sólo el artículo de Gustavo Adrián Iaies  sino su posición como formador de opinión y productor de conocimiento académico; ya  que sus aportes  atentan contra una Pedagogía que se precie de soberana.  

sábado, 15 de agosto de 2020

¿Historia social? La shadow university al frente de un nuevo paradigma


Prof. Julian Otal Landi. Inst.Sup.Prof. “Dr.J.V. González”.
 La política ejercida por el peronismo en materia universitaria había conllevado al alejamiento y la separación de numerosos catedráticos que, opuestos al programa nacionalista “totalitario” del gobierno optaron por conllevar sus estudios y la ampliación de los mismos al margen de la tarea oficial, desarrollándose principalmente en el Colegio Libre de Estudios Superiores.
Muchos lo alternaban con las cátedras adquiridas en Uruguay y en ambiciosos trabajos de campo historiográfico que tenía por fin renovar el paradigma hegemónico, por otro lado, en amplia decadencia y sin un proyecto alternativo coherente por parte del peronismo (1).
Uno de los principales referentes de esta renovación será José Luis Romero, fundador de la revista Imago Mundi que albergaba a otros ex catedráticos como Francisco Romero, Vicente Fatone, Roberto Giusti, Jorge Romero Brest, Alberto Salas, Jaime Rest, Tulio Halperin Donghi. Al decir de éste último: “la generosidad de Alberto Grimaldi hizo posible la publicación de Imago Mundi, esa revista de historia de la cultura en por primera vez la historiografía argentina ofrecía una imagen de conjunto de sí misma más allá de la historia nacional e hispanoamericana”.
Posteriormente, el propio Romero asumirá que el verdadero motivo de ese emprendimiento era realizar “una universidad preparada, una shadow university preparada para reemplazar a la otra”. El puntapié de la renovación historiográfica se llevará a cabo luego de la caída del peronismo en setiembre de 1955 y con la llegada al poder del gobierno de facto denominado Revolución Libertadora. Lo curioso será que el auge renovador que emprendería la Historia Social a nivel oficial será perpetrado entre dos denominadas revoluciones: la mencionada anteriormente y la Revolución Argentina encabezada por el general Onganía, que, mediante la denominada noche de los bastones largos en 1966, destruiría en magnitud los espacios construidos por este paradigma historiográfico.


Con el gobierno de la “Libertadora”, José Luis Romero será designado interventor de la Universidad de Buenos Aires (1955/56). Asimismo, Halperín Donghi ocuparía el cargo de Decano de la Facultad de Filosofía y Letras y rector de la Universidad del Litoral en 1957. La aparición de la llamada Historia Social se produciría bajo la acción del interventor Romero, cuando se crean los Institutos de Sociología, a cargo de Gino Germani y de Economía, a cargo de Julio Olivera, al tiempo que nace la cátedra de Historia Social General.
La mencionada corriente historiográfica está sumamente influenciada, aparentemente, por la llamada Escuela de los Annales, iniciada en Francia en 1929, por Marc Bloch y Lucien Febvre. La relación que podía haber tenido Romero con el renombrado historiador Fernand Braudel en sus cuantiosos viajes a América, pueden haber servido de influencia directa. La Escuela Histórica de los Annales se caracterizaba por la interdisciplinariedad cuyo fin es abordar las distintas problemáticas para enriquecer el objeto de estudio, y también su carácter supranacional, que en cierta medida habían sido defendida tempranamente por Marc Bloch y Henry Pirenne quien defendería la necesidad de abandonar los marcos nacionales y abrirse a las perspectivas comparativas.
La necesidad de una búsqueda de una nueva corriente que abandone la postura conflictiva de la corriente revisionista y la falta de sentido de la Nueva Escuela para ese entonces, fue planteada por Tulio Halperín Donghi en un número especial de la revista Sur que saludaba al gobierno de facto: “La historiografía argentina seguía encerrada sobre sí misma, vivía, si es que puede decirse que vivía, de la gran herencia del romanticismo liberal, sobre la cual se habían construido los esquemas aplicables a la historia argentina, a mediados del siglo XIX “.
La Nueva Escuela con Emilio Ravignani había rechazado la imagen heredada de la época de Rosas, como periodo de lucha cerrada entre la libertad y la tiranía. Pero no supo con qué reemplazarlas. “Los revisionistas no revisan los esquemas heredados; invierten tan sólo los signos valorativos que tradicionalmente marcaban a cada uno de los términos en ellos contrapuestos… La investigación historiográfica debe permanecer cerca de los problemas vivos de nuestro tiempo. No significa esto que debe trasformar las luchas del pasado en una alegoría de las del presente; debe sí alcanzar esa forma de actualidad que es propia de la historia... “La investigación debe además apoyarse en una cultura histórica más sólida y moderna; es intolerable que de los debates en los que se decide la suerte de su disciplina los historiadores argentinos suelan no tener siquiera conocimiento. “La Liberación no sólo implica el fin de la dura presión del estado contra toda actividad cultural seria, no sólo permite esperar razonablemente que dentro de la penuria de los años que vienen esas actividades podrán contar con auxilios, ya que no cuantiosos, sensatamente distribuidos de origen estatal. (...) la hora de la Liberación significa algo. Significa que se inaugura un nuevo modo de dar testimonio de una lealtad tan duramente mantenida en los años que pasaron. Un modo a la vez más sincero y más audaz, cuya sinceridad y audacia no se han de ejercer ya polémicamente sobre los adversarios, sino sobre el propio pensamiento y las propias costumbres intelectuales moldeadas por un decenio de convivencia, aunque sea hostil, con la dictadura” (2).

lunes, 10 de agosto de 2020

La cuestión peronista y las Ciencias Sociales

 Charla con el Prof. Juan Carlos Cantoni en la cátedra de Historia de la Historiografía del Prof. Julián Otal Landi - Instituto superior del Profesorado Dr. Joaquín V. González

domingo, 2 de agosto de 2020

A DOS AÑOS DE UN HECHO DOLOROSO


“...escuelita de un rincón de la tierra, simple barracón de cinc y madera, descascarado; podridas sus puertas; raídos sus pisos; con latas y cartones por vidrios; con un grupito de maestros salidos de la entraña de la realidad más que de cartapacios pedagógicos, como sostenedores e inquietadores...”



Con estas  palabras de Jesualdo Sosa, maestro y militante político uruguayo, recordamos a Sandra Calamano  y Rubén Rodríguez, Trabajadores de la Educación de la escuela N° 49 del partido de  Moreno, provincia de Buenos Aires.



 A dos años de tanta negligencia planificada  por el  estado provincial,  de la mano de   de la entonces  gobernadora electa María Eugenia Vidal y su  director general de escuelas  Sánchez Zinny, reforzamos los reclamos.



Exigimos verdad, justicia y cárcel a los responsables de esta “muerte anunciada”.


Anuncio que Sandra concretó de  puño y letra para gritar a cuatro vientos  las peligrosas deficiencias de infraestructura que privaban de un cocido caliente a los estudiantes.  Sin embargo nadie vio. Nadie escuchó.



  Desde esa escuelita de un rincón de la tierra las familias, los compañeros y compañeras trabajadores de la Educación junto a los niñes del distrito de Moreno, nos enseñan que nunca dejaremos de incomodar  e inquietar a quiénes atenten  contra nuestra Escuela Pública.


imagen cedida por el artista plástico Santiago Vilas