Desde el saber popular, como tantos otros líderes de América Latina lo supieron hacer, Evo Morales expresaba los idearios de las masas reivindicando al actor social indígena, sus raíces e identidad. En una propuesta original, distante de aquellas concepciones estrechas de formas de pensamiento eurocentrista que no permiten analizar y valorar las lógicas temporales, espaciales, espirituales de nuestra región, Evo Morales convida a recuperar esa tarea pendiente de construir una América Latina moderna pero respetuosa de su identidad, donde el Manifiesto Nos impulsa hacia lo urgente: una nueva institucionalidad. Transformar las constituciones liberales para subvertir el Estado, donde el Pueblo deje de ser beneficiario y sea protagonista en la construcción de un futuro digno.[3] Será la toma de conciencia de esa “doble colonización”, del “doble encubrimiento cultural” que moldeó en América Latina un “modelo europeo” de cultura que buscó justificar las formas de colonialismo, hipotecando el futuro, lo que permita la transformación.
martes, 20 de octubre de 2020
¡QUE VIVA LA AMÉRICA LATINA!
Desde el saber popular, como tantos otros líderes de América Latina lo supieron hacer, Evo Morales expresaba los idearios de las masas reivindicando al actor social indígena, sus raíces e identidad. En una propuesta original, distante de aquellas concepciones estrechas de formas de pensamiento eurocentrista que no permiten analizar y valorar las lógicas temporales, espaciales, espirituales de nuestra región, Evo Morales convida a recuperar esa tarea pendiente de construir una América Latina moderna pero respetuosa de su identidad, donde el Manifiesto Nos impulsa hacia lo urgente: una nueva institucionalidad. Transformar las constituciones liberales para subvertir el Estado, donde el Pueblo deje de ser beneficiario y sea protagonista en la construcción de un futuro digno.[3] Será la toma de conciencia de esa “doble colonización”, del “doble encubrimiento cultural” que moldeó en América Latina un “modelo europeo” de cultura que buscó justificar las formas de colonialismo, hipotecando el futuro, lo que permita la transformación.
sábado, 17 de octubre de 2020
EL 17 DE OCTUBRE DE 1945. ENTRE LA MEMORIA Y LA HISTORIA.
EL 17 DE OCTUBRE DE 1945. ENTRE
Juan Carlos Cantoni
¡Cielito, cielo que sí!
¡Cielito del 17!
¡Cielito del General!
Que cumple lo que promete!
Agüita que vas corriendo
Repara mi condición.
Liberada de mis males
Por Evita y por Perón
Tengo todo. Humilde sigo.
Por eso guardo mi fe.
Si el General me lo ordena
“Presente!”, contestaré.
Anónimas[1]
Estas coplas, por su carácter anónimo, son un producto folklórico, vale
decir, de auténtica creación popular.
Tienen características similares a las coplas y cantares históricos del siglo
XIX. Cantares que nuestra literatura
registra y nuestros antropólogos y folkloristas rescatan y estudian como evidencia
del sentir y pensar popular. Tienen además otro valor, el que le
confiere la historia cuando se piensa y
se escribe desde la base de ese actor colectivo, que llamamos pueblo. Estos materiales no son solo componentes pintorescos sino legítimas fuentes de la expresión colectiva de quienes fueron
testigos y actores anónimos, pero reales, del 17 de octubre de 1945..
Nuestra intención es abordar el tema
del 17, teniendo en cuenta el carácter de acontecimiento cuya trascendencia
histórica, ha movido a intensos debates. Estos debates han sido sesgados por
distintas ópticas ideológicas, casi siempre destinados a dar explicación, a resultados políticos
negativos. Los distintos puntos de vista de los “varios” antiperonismos pretenden encontrar en el acto originario del
movimiento, una auto justificación de
sus fracasos políticos.
Frente a estas actitudes las
producciones peronistas encuentran en el 17 la exaltación triunfal, del hecho
originario del proyecto nacional y popular, de independencia económica y transformación social. Por esa
razón el peronismo dio al 17 de octubre
el valor de un hecho fundacional, que
sus opositores consideraron “mito” entre
muchos otros, construidos
deliberadamente y al servicio de políticas de
“manipulación de masas.”
Consideraremos inicialmente algunos
testimonios, visión de “testigos calificados” por su condición de
historiadores; para más adelante: las “teorías explicativas” emergentes de la consideración de los hechos
en su trascendencia y como constitución de la “identidad popular”
No era la primera vez que las
“multitudes” ocupaban el espacio público del centro, si se recuerdan la ocupación de la Plaza para
escuchar la palabra de Uriburu en septiembre de 1930, o en el acompañamiento de
los restos de Yrigoyen en su sepelio. Lo que en este caso asombraba era su
carácter espontáneo, festivo y fundamentalmente su composición social. Una
franja que surgía de los suburbios industriales de la Argentina en
transformación, y que, para muchos, era el inicio triunfal de una revolución en paz; para otros la súbita reaparición de
una “barbarie” no redimida y ominosa. Vale la pena transcribir la apreciación
de un intelectual de la época, visión a la que se mantuvo fiel hasta su muerte:
“Era así mismo la Mazorca, pues salió de los
frigoríficos como la otra salió de los saladeros. Eran las mismas huestes de
Rosas ahora enroladas en la bandera de Perón, que a su vez era el sucesor de
aquel tirano (…) Y aquellos siniestros demonios de la llanura que Sarmiento
describió en el Facundo, no habían perecido. Están vivos en este instante y
aplicados a la misma tarea, pero bajo techo en empresas muchísimo mayor que las
de Rosas, Anchorena, Terrero y Urquiza. El 17 de octubre salieron a pedir
cuenta de su cautiverio, a exigir un lugar al sol, y aparecieron con sus
cuchillos de matarifes en la cintura, amenazando con una San Bartolomé del
barrio norte. Sentimos escalofríos
viéndolos desfilar en una verdadera horda silenciosa con carteles que amenazaban
con tomarse una revancha terrible” [2]
Seleccionamos el testimonio de tres
historiadores, no como quienes reconstruyeron con interés científico la
historia contemporánea de los argentinos, sino en su calidad de contemporáneos
de aquellos días.
De sus testimonios es posible rescatar
su visión, cómo vivieron, cómo experimentaron
un tempo cuya magnitud y
trascendencia histórica no estaban en condiciones de dimensionar.
Muchos de nuestros historiadores han
incursionado en la autobiografía, desde el Deán Funes hasta Tulio Halperin Donghi,
pasando por Vicente Fidel López, Carlos Ibarguren, Ramón Cárcano, José Maria
Rosa o Julio Irazusta, entre otros.
Desde sus escritos se plantea un desafío
a la interpretación y rescate de lo que realmente les impactó de su
tiempo y lo que proyectan sobre el mismo desde su condición profesional. No
obstante tienen un innegable valor historiográfico, merecedor de un estudio que
también excede los límites de este trabajo.
Ahora bien, de acuerdo con el tema,
hemos elegido a José María Rosa[3],
Felix Luna[4]
y Tulio Halperin Donghi.[5]
Una ubicación temporal de los autores con respecto al año de 1945, nos permite inicialmente identificar su condición generacional y su nivel de formación alcanzado.
Así, José Maria Rosa había nacido en Buenos Aires el 20 de agosto de 1906, en el seno de una familia patricia, fuertemente vinculada a la tradición roquista. En octubre de
lunes, 12 de octubre de 2020
“La cuestión colonial”
“La cuestión colonial”
Prof. Araceli Ibañez
El siguiente escrito pretende abrir
el debate acerca de la cuestión colonial entorno a la Conquista y expansión
española sobre el territorio americano. Desde fines del siglo XV hasta el
último cuarto del siglo XIX, vastas regiones quedaron bajo el poder de la
Corona española que, a lo largo de esos siglos, elaboró una legislación que
caracterizó los dominios de la monarquía compuesta en el antiguo régimen. La
diversidad regional, étnica y cultural se complejizó con el avance de los años.
¿Es posible entonces caracterizar la sociedad novohispana de mediados del siglo
XVI en los comienzos de los contactos, con la de fines del XVIII? ¿podemos
afirmar que la colonización implicó integración? El estudio del espacio peruano
¿alcanza para contextualizar las formas de trabajo forzado indígena en toda la
expansión del sur del continente?. Las preguntas que surgen son diversas e
inmersas en las discusiones que historiadores, entre otros especialistas,
presentan sobre el largo espacio de tiempo que constituyó la dominación
española sobre los territorios de ultramar.
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