Vivir en la villa miseria 1
Por
Mara Espasande
Historiadora, directora del Centro de Integración Latinoamericana "Manuel Ugarte" de la UNLa Es Licenciada en Historia por la Universidad Nacional de Luján (UNLu) y Profesora en Historia por el Instituto Sagrado Corazón de Almagro y Se desempeñó como docente en Educación media y en institutos de formación docente de la Provincia de Buenos Aires y de CABA. En el ámbito universitario desarrolló su tarea docente en el Instituto de Servicio Exterior de la Nación (ISEN), la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Universidad Provincial de Ezeiza (UPE), la Universidad Pedagógica (UNIPE), la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo (UPMPM) y la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). Fue consultora pedagógica de la DINIECe, Ministerio de Educación de Nación, en evaluación de la calidad educativa en Ciencias Sociales. Ha publicado diversos trabajos sobre historia argentina y latinoamericana. Fue coordinadora del “Atlas Histórico de América Latina y el Caribe. Aportes para la descolonización pedagógica y cultural”, obra dirigida por Ana Jaramillo y editada por Edunla. Actualmente es profesora adjunta del Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) y directora del Centro de Estudios de Integración Latinoamericana “Manuel Ugarte” de la misma Universidad.
Introducción
“Atención,
porteño a esta Villa Miseria: cementerio de sueños de cabecitas negras. De aquí
parte el grito, lamento profundo que marca un hito en la miseria del mundo. Es
un grito de rabia de dolor y de pena, que bulle en la savia de nuestras venas.
Dolor hermano de tierra adentro con la misma sangre que llevas adentro. Pena de
sabernos por pobres, menos, y que quieren tenernos socialmente ajenos. Pero
entiende antes: NO SOMOS PARIAS, somos inmigrantes en nuestra propia Patria.” Chilimino
(Poeta villero)
El poema presenta una problemática
relevante en la historia argentina: la exclusión social encarnada en los
habitantes de las llamadas “villas miseria”. En nuestra historia encontramos
numerosos ejemplos que ilustran el sentir del poeta villero: la sociedad
argentina en general y la porteña en particular han mirado con menosprecio a
quienes llegan a Buenos Aires desde el interior buscando nuevos medios de vida.
“Inmigrantes en nuestra propia Patria”
representa el sentir de aquellos, que desde 1930, han abandonado su lugar natal
añorando un trabajo y una vida más digna.
Desde entonces, las villas miseria
crecerán en forma permanente hasta nuestros días, develando las desigualdades y
contradicciones de nuestra sociedad. Alicia Ziccardi las ha caracterizado como “enclaves urbanos de la pobreza”, que se
constituyen a partir de “las
particularidades de un conjunto de individuos y familias que participan de una
común precariedad en la vivienda, una común ausencia de equipamiento colectivo,
una común ilegitimidad en el uso del suelo encerrado en límites geográficos
fácilmente perceptibles…”.2
El término “Villa miseria” aparece por
primera vez en 1957 en la novela de Bernardo Verbitsky “Villa miseria también es
América”, que denuncia el
surgimiento de estos barrios miserables como consecuencia del empobrecimiento
del país. El habitante de los asentamientos es -desde el comienzo- discriminado
por su condición, tratado como intruso en la ciudad. Un vecino reflexiona “sentir que porque vivimos en una villa no
somos menos que otros. Eso es lo difícil (...) Porque primero te discriminan y luego te autodiscriminás... Te lo
marcan tanto que te lo crees.” 3
Según el INDEC y el Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires en 1993 la población de las villas en Capital no superaba las
52.000 personas; en los últimos datos oficiales del 2006 esta cifra se eleva a
182.577 personas 4. También informan que el 61 % de los adultos de
las villas son desocupados. No sólo aumentó vertiginosamente la cantidad de
pobladores, sino que aparecieron ocho nuevos asentamientos: la zona más
afectada el cordón sur de la Capital. El 95 % de las familias están ubicadas en
terrenos insalubres, degradados o contaminados.
A partir del surgimiento de las villas
miserias en 1930, en las distintas etapas de su evolución histórica, se
modifica sustancialmente la vida de estos habitantes de las villas
miseria, y
también del resto de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. Las formas de
organización social, la relación con el Estado, la Iglesia, los Partidos
Políticos, el Movimiento Obrero y la sociedad en general fueron determinando la
forma de vida peculiar de cada etapa de la historia argentina.
Analizaremos estas complejas relaciones a
partir de un recorrido histórico desde la aparición de las villas miseria hasta
la actualidad. Indagaremos la forma de vida de los habitantes de las villas
miseria, su cotidianidad, sus ideas, percepciones, problemas y luchas.